domingo, 8 de agosto de 2010

Capítulo 1.


Suena la alarma por tercera vez en la mañana. Laura coge el móvil, mira la hora y se levanta de un salto. Mierda, he vuelto a quedarme durmiendo. Se viste apresuradamente, corre hacia el aseo torpemente y, tras lavarse los dientes, vuelve a su habitación para meter los libros en la mochila. Mira la hora. No me da tiempo a desayunar. Coge la mochila y se dirige a la parada del autobús. Qué suerte, el muchacho que se sube en la misma línea que yo aun sigue aquí. Se miran y se sonríen. La verdad es que nunca han cruzado ni una sola palabra, pero después de estar viéndose a diario durante todo el curso, ambos de reconocen de sobra. Se asoma al final de la calle y ve que el autobús número 7 se acerca. Busca en su mochila el bonobús y espera a que llegue a su parada. Sube y se sienta en el primer asiento libre que encuentra.

Odia los lunes. Para colmo, le espera una larga semana de exámenes por delante. El autobús llega a su parada y se baja. Enseguida ve en la puerta del instituto a sus amigas.
-¡Ey, Lau! ¿Dónde te has metido todo el finde? Te hemos dejado mil mensajes privados en el Tuenti y no has dado señales de vida.
-Lo siento, Vir, he estado encerrada en mi casa estudiando.
-¿Otro fin de semana estudiando sin salir de tu casa? Joder, como mínimo ya podrás sacar notables en los exámenes, ¿eh?- sonríe burlona María.
La sirena las interrumpe y las tres se dirigen a clase. Por el pasillo aparece Patricia, que se acerca con una gran sonrisa.

-Pues me parece fatal que ni siquiera te vinieras el viernes con nosotras.
Genial. Encima ahora me contarán su maravilloso fin de semana.
-¿Adónde fuisteis el viernes? Anda que me vais a avisar, ¿eh?- bromea la recién llegada.
-¿Pero tú la estás escuchando, María?
-¡Qué morro tienes, tía! Si te suplicamos que te vinieras, pero estabas muy ocupada celebrando tu milésimo aniversario con Ángel.
Patricia sonríe
-¡Qué exagerada! Si sólo llevamos dos años.
-Dos años con el mismo tío es una eternidad, guapa-contesta María.
-Para ti es una eternidad aguantar dos días con el mismo- se burla Patricia.
Todas se echan a reír menos Laura, que se ha limitado a presenciar la conversación se sus amigas con la mirada fija en el suelo.
Llegan a su clase y entran en ella. Las cuatro amigas se sientan en sus respectivos pupitres en la fila pegada a la pared. En menos de 10 segundos, el profesor de Lengua aparece en la puerta y se dispone a empezar su clase.
Pero Laura solo ve cómo la pizarra se llena de sintaxis, se borra, se vuelve a llenar, se vuelve a borrar…
-¿Laura? ¿Estás viva?
-¿Eh?
-¿Qué te pasa? Llevas toda la clase mirando a la pizarra y ni siquiera has copiado una sola frase.
-Sólo estoy cansada, estoy deseando acabar ya los exámenes.
-Sí, pues prepárate, que aun nos queda lo peor.
Laura se limita a sonreír. Virginia mira a su amiga nada convencida de que únicamente esté cansada. Suena la alarma que da por finalizada la clase de Lengua.
Las dos clases siguientes transcurren de forma aburrida para todos los alumnos. Por fin llega la ansiada hora del recreo.
-¡Qué tostón de Matemáticas!- se queja María.
-Yo, definitivamente me voy a junio con todo el libro- contesta Patricia.
-Pues yo no las llevo demasiado mal, puede que apruebe también esta evaluación- dice Virginia, burlándose de sus amigas.
Laura avanza por el pasillo con sus amigas con la intención de olvidarse por un rato de ese tema que le ronda la cabeza y descansar 30 minutos, cuando, de repente, lo ve. Sus miradas se cruzan. Joder, hoy está más guapo de lo normal. Ambos esbozan una sonrisa un tanto forzada y siguen sus respectivos caminos. Qué tonta soy, debo dejar de pensar en él. No voy a conseguir nada. Tiene novia, ¿no?, pues ya está. “Mientras haya una única posibilidad entre un millón, vale la pena intentarlo”, Laura recuerda la frase que escribió hace unos días en su espacio personal. Vaya frase más absurda. Claro que vale la pena intentarlo, pero no cuando la otra persona está enamorada de una tercera. Se acabó. Él ya no existe.
-¿Y tú, Laura?- pregunta María
-¿Yo, qué?- la pregunta le ha pillado desprevenida.
-Joder, anda que estás poco atontada hoy, ¿eh? Que cómo llevas Matemáticas.
-Ah, no lo sé. A ver cómo me salen los exámenes.
-Chicas, ¡por favor! Que estamos en el recreo, ¿no podemos hablar de otra cosa…?- dice Patricia, un poco harta de que últimamente todo el mundo hable de lo mismo.
-Claro, cuéntanos qué hiciste el viernes con Ángel- dice desafiante María.
-Sí, ¡eso! ¿Te volvió a regalar otro peluche y otro ramo de rosas igual que el año pasado?- ríe Virginia.
-No, no. Mejor una pulsera de amor eterno, como las navidades pasadas- añade entre risas Laura, que se ha olvidado por un momento de lo ocurrido ese fin de semana y se ha unido al pique entre sus amigas.
-Sí, reíros ahora, que ya os reiréis menos cuando el amor llame a vuestros corazones de piedra- contesta ahora Patricia, sacándoles la lengua.

Tres días antes.
Por fin es viernes. Laura deja la mochila encima de su cama y enciende el ordenador. Con el corazón en un puño, entra al MSN y ahí ve al único que le interesa en ese momento entre sus decenas de contactos. ¿Lo saludo? No, voy a esperar si me saluda él. Pasados dos minutos, Laura no puede más y pone el puntero del ratón sobre su nick. Click.
-Hola- icono sonriente
-Hola, Lau
-¿Qué tal estás?
-Como siempre. Oye me tengo que ir a comer, luego hablamos, ¿ok? Un beso.
Laura va a despedirse, pero ya es demasiado tarde, se ha desconectado. Qué raro, no suele comer tan pronto. Cierra sesión y abre el explorador de Internet. Se conecta a Tuenti. Debajo de su foto de perfil aparecen unas palabras en verde que le indican sus novedades. Un mensaje privado, tres fotos con comentarios y dos invitaciones a eventos. Qué pesados con los eventos, seguro que son los de “Adivina quien te visita”. No me puedo creer que haya gente que se crea eso. Clickea sobre los eventos y comprueba que no se ha equivocado. Los rechaza y lee el mensaje privado. Es Virginia. Joder, ¿ya? Claro, su casa está al lado del instituto, habrá llegado hace ya un buen rato. A ver qué quiere.
¡Laaaaaau! ¿Tienes planes para hoy? ¡Pues deshazlos! Vamos a pasar la tarde en mi piscina dándonos un baño y tomando el sol, que te hace falta, ¡Casper! Luego peli, palomitas y noche de chicas en mi casa. ¿Qué me dices?
¿Noche de chicas? Bueno, no suena mal. Justo cuando va a contestarle, su madre le avisa de que la comida ya está lista. Después de comer le contesto.

Termina de comer y vuelve a conectarse al MSN, después de haber contestado con un gran SÍ a la propuesta de su amiga. Ahí está. Duda entre hablarle o no, pero se decide a hacerlo antes de que se vaya. Últimamente está muy poco tiempo conectado.
-Hola de nuevo.
-Buenas.
-¿Qué vas a hacer esta tarde?
-Pues Rocío quiere ver una película nueva, que tiene pinta de ser un pastelón flipante, pero habrá que ir con ella. ¿Por qué lo dices? ¿Querías quedar?
-No, bueno, sí. En realidad solo quería que nos viéramos un rato, porque he quedado con éstas para ir a la piscina.
-Ah.
Silencio.
-Oye, Lau…
-Dime.
-Sí que me gustaría que nos viéramos, porque tengo que decirte algo y creo que no es un tema como para hablarlo por aquí.
-Ok. Pero temprano, que a las 6 voy a casa de Vir.
-Entonces, ¿te espero en nuestro parque a las 5?
-Perfecto, hasta entonces. Un besazo.
-Hasta entonces.

¿Qué querrá decirme? A lo mejor Rocío y él lo han dejado. Pero, ¿qué digo? Si me acaba de decir que esta tarde van al cine. Quizá lo vayan a dejar porque él se ha dado cuenta de que a quien quiere en realidad es a ella. Claro, ¿y qué más? Nada más. No es tan raro. Se conocen desde hace poco tiempo, pero desde mucho antes de conocerse, ella se había fijado en él. Un día los presentaron por casualidad y desde ese momento no han parado de hablar por el MSN e incluso han quedado varias veces en el parque. Nuestro parque, como él ha dicho. Hemos pasado ahí tantas tardes. Tardes de agobio en las que los dos necesitábamos despejarnos un rato y tras una pequeña conversación por Internet, a los 15 minutos ya estábamos los dos ahí. Ventajas de vivir cerca, supongo. ¿Qué querrá decirme?

Se acerca al ordenador y pone en el reproductor una a una todas las canciones de su grupo favorito. Se acuesta en la cama escuchándolas, mientras se imagina una vez más esa escena, que está convencida que algún día será real. “Laura, lo he dejado con Rocío. Te quiero” ¿A quién pretendo engañar? Eso es algo imposible. Bueno, imposible no, más bien improbable. Pero, sin embargo, esta tarde hemos quedado para hablar. De algo serio, muy serio tiene que ser para no querer hablarlo por el MSN. Con las horas que pasamos hablando juntos… ¿Será hoy el día? Y con ese pensamiento en mente, mira la hora. Las cuatro y cuarto. ¡Mierda! Rápidamente, se ducha, se viste, se peina y se pinta en un tiempo récord. Las cinco menos cuarto. Coge su bolso y se dirige a la puerta.
-¿Adónde vas?- su madre interrumpe sus pensamientos.
-Vamos a la piscina de Virginia, pero primero voy a acompañar a Patri a comprar unas cosas.
-De acuerdo, no vengas tarde.
-En realidad, nos quedaremos a dormir en su casa, ¿te importa?
-No, claro que no.
-Vale mamá. Hasta luego- le da un beso rápido en la mejilla y sale de su casa.
Odia mentir a su madre, aunque últimamente lo hace demasiado. Para ser más exactos, desde que conoce a David no ha hecho más que mentirle. ¿Qué puedo hacer? ¿Decirle que voy a quedar con un chico que a penas conozco? Mi madre para esas cosas es muy rara, y enseguida empezaría a pensar mal. Pero lo cierto es que tampoco había nada importante que contar. Él era solo un amigo. Un amigo con novia… ¿o quizás desde esa tarde ya no la tendría? Quién sabe. Ahí está. Qué guapo. Lleva una camiseta de manga corta rosa y un pantalón vaquero.
-Hola.
-Hola.
Los dos se sonríen y se dan dos besos.
-Bueno, pues tú dirás. ¿De qué querías hablar?
-Es algo complicado. ¿Nos sentamos ahí?
-Claro, vamos.
Se dirigen a su banco. Al banco de siempre.
-A ver, Lau… Tú sabes que llevo mucho tiempo con Rocío, ¿verdad?
-Claro.
-Y también sabes que vamos en serio.
-Sí.
Esto pinta mal. Si lo van a dejar, ¿por qué me dice que van en serio? No lo entiendo…
-Pero, David, ¿por qué me dices estas cosas ahora?
-Porque nosotros, aunque nos conocemos poco tiempo, hemos conectado de una manera muy fuerte … Mira, no me voy a andar con rodeos: creo que estás empezando a sentir algo por mí. ¿Me equivoco?
No me lo puedo creer. ¿Esto está pasando de verdad? ¿Y ahora qué hago? ¿Lo niego todo? No, puede que antes de dar el paso necesite estar seguro al cien por cien.
-No, no te equivocas.
-Lo suponía. Mira Laura, me encanta estar contigo, me pareces una chica de las pocas que merecen la pena…
¿Ahora viene el “pero”?
-…pero yo quiero a Rocío. Y temo que si seguimos viéndonos a diario, esto va a ir a más y no quiero perderte como amiga. Eres una de las pocas personas en las que confío y, de verdad, me dolería mucho perder nuestra amistad. Lo entiendes, ¿no? Tú sabes de sobra que estoy enamorado de Rocío desde mucho antes de conocerte, y que de momento, eso no va a cambiar. Además, a ella tampoco le hace demasiada gracia que quedemos a solas tan a menudo tú y yo. ¿Me entiendes?

Bravo. Si existiera un premio a la persona más tonta de toda la raza humana, seguro que me lo darían a mí. ¿Quién me manda enamorarme de él?
-Claro.
-Entonces… mejor que no quedemos por un tiempo, ¿vale? Un paréntesis en nuestra amistad para aclararnos… Pero podemos seguir hablando de vez en cuando.
-Claro.
-Lo siento mucho Laura… pero creo que es lo mejor. ¿Estás bien?
-Sí, claro que estoy bien. ¡No pasa nada, en serio!
-¿Seguro?
-Seguro.
-Vale, entonces ya nos veremos. Me tengo que ir. Adiós, Lau.
-Adiós, David.

Y, dando un último vistazo atrás, David desaparece. Si se hubiera girado sólo unos segundos más tarde, habría podido ver una lágrima deslizándose por los grandes ojos verdes de su amiga.

Laura se siente ridícula. ¿Cómo había podido pensar que la iba a dejar por mí? No me merezco a alguien como David. Esa perfecta sonrisa, esos ojos marrones tan profundos… es imposible que él se fijara en mí. Y en ese banco, que ha sido testigo de tardes eternas de bromas, pipas y sonrisas, estalla en lágrimas. Tras varios minutos, Nadie como tú la devuelve a la realidad. Sabe de sobra quién la está llamando al móvil. Esa es la melodía que tiene única y exclusivamente para ella. A pesar de que no haya nadie como ella, en esos momentos no le apetece dar explicaciones de nada a nadie.
-Dime, Vir.
-¿¡Dónde estás!? Estamos esperándote, pero como tardes mucho en venir, nos metemos en la piscina. ¿eh?
¿Qué hora es? Se mira la muñeca izquierda. Las seis y cuarto. Joder, qué rápido ha pasado el tiempo, ya hace más de media hora que se fue David.
-Perdona, no voy a poder ir. Es que quiero estudiarme bien el examen de Filosofía del martes, que necesito sacar nota.
-Joder, ¿tú tampoco vas a venir? ¡María, que tampoco viene Lau!
-¿Dónde está Patri?
-Estará en su casa arreglándose para esta noche, que se va a cenar con su Ángelito.
-Es verdad, hoy hacen dos años.
-Sí, hija. Qué poca envidia me dan. Bueno, cari, te dejo, ¿eh? Que hace un calor aquí que no veas, y María ya se ha metido en la piscina. ¡Suerte con Filosofía!
-Vale, gracias. Pasadlo bien.
Y sin saber muy bien qué hacer, vuelve a su casa, se encierra en su habitación y se pasa el resto del viernes tumbada en su cama maldiciendo sus falsas esperanzas con David.

3 comentarios:

  1. Wau!! me ha encantado tu primer capitulo ^^

    Te sigo vale?¿?

    Un beste!!

    ResponderEliminar
  2. No lo leo otra vez porque ya lo hice en su día xD Te sigo, Maruxi! Yo también tengo un blog ;)

    ResponderEliminar
  3. Hola guapi, es muy chulo :) te sigo!

    Estos son mis blogs:

    http://serfandedavidbustamante.blogspot.com/

    http://elefectolupaa.blogspot.com/

    ResponderEliminar